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Foto del escritorNessi Benarroch

La palabra que cura heridas.

Gracias es una de las palabras que más digo, sin lugar a dudas y una de mis favoritas. Y hoy, te la dedico a tí…


Por hacerme existir. Por tu amor incondicional, sea cual fuese la hora del día o de la noche. Por tu fuerza y tu ternura; gracias. Por enseñarme tu forma de ver la vida, de quererme tan profundamente. Por tus crepes, tus besos infinitos, tus miradas llenas de amor, por compartir tu historia, tu pasado, presente y tus sueños conmigo, por tus cajas sorpresas, por tu punto de vista abstracto, por tu paciencia, y de nuevo, por tu ternura; gracias. Pero sobretodo, gracias, por haberme regalado tu tiempo, ese tiempo que no vuelve, a los que todos andamos aferrados, ese tiempo que nos obsesiona, tu, sin embargo, me lo regalabas sin titubear, directa y llanamente. Y lo sé, porque lo sé. Lo mismo hubieras hecho por ella. Por esta personita, que hoy te acaricia de esta manera, ella, que te quiere sin saberlo aún. Gracias porque sin tí, tampoco existiría ella, yo no habría conocido a quién es el hombre más especial de mi mundo, no habría tenido a la niña más extraordinaria, compartiendo juntos nuestra maravillosa vida ordinaria. Porque si he aprendido algo en estos años, es que si te liberas del peso de aquello que no te gusta, de las preguntas que te obsesionan, de respuestas que te hieren y que te frenan para evolucionar y estar en paz contigo mismo, asumiendo que no puedes cambiar los hechos pero si la manera de pensar en ellos dejando fluir las emociones, y siendo agradecido por lo que haya por venir, ocurren cosas maravillosas.



Gracias, a la mujer de mi vida.

A toi, mamá, merci du fond de mon coeur!

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